lunes, 4 de mayo de 2015

Perseguidas - Almendra Kluj




Perseguidas - Almendra Kluj
Es difícil recordar con exactitud un momento abordado por la incertidumbre en la vida, especialmente porque existen muchos.
En mi caso no soy la excepción hasta que hondeo en mis pensamientos y me llega una sensación tan vacía como horrorosa. En base a un recuerdo con estas particularidades narro mi historia: Comienzo aclarando que era verano y el día estaba espectacular, me encontraba con mis dos amigas una tarde, hacía calor y se nos antojó tomar un helado. Como es de imaginar las calles estaban con chicos tirándose bombitas de agua y demás personas sentadas en sus veredas tomando terere. 
Ya al regreso de las dos cuadras que separaban mi casa del quiosco, comencé a sentirme con la perturbada y molesta sensación de que nos estaban siguiendo, tanto que no podía deglutir el helado: los peros no paraban de ladrarnos; eso no lo entiendo ¿porque los perros que ya te conocen y no ladran al verte, en otros momentos lo hacen de forma esporádica y sin sentido aparente? A mis amigas ya la conocían porque son del barrio al igual que estos perros. 
Llegando a casa, nos percatamos que alguien entraba a mi casa, estábamos solas las tres puesto que mi abuela y mi mama estaban durmiendo lo poco que le quedaba de siesta. Entramos alarmadas las tres, quizás es la vecina decía una, pero al revisar la casa a simple vista no había nadie. Oímos ruidos en el baño y era la canilla que goteaba: de algo estoy segura el miedo le hace creer a las personas cosas que no son; Aunque por más que tenía esa afirmación en mi cabeza escuchamos los ladridos de mi perro y nos preguntamos porque lo hacía con tal fervor. Al minuto mi abuela sale de su pieza y se dirige hacia nosotras y le comentamos el comportamiento extraño de los perros y ella nos advierte de la existencia de la maldad que a veces se instala en un terreno, de ahí se quedan vaya uno a saber de qué manera espíritus, que nos debería de sorprender que nos sigan. Exactamente mi abuela fue al punto de que mi casa estaba en un terreno maldito. Quedamos asustadas y nos imaginamos que tal vez algún espíritu nos seguía sin que nadie se diera cuenta solo los animales, en nuestro caso los perros; Es desalentador reconocer que quizás los tormentos están al lado nuestro y que por más personas que te rodeen nadie te puede ayudar a desligarte de esos espíritus que en concreto no existen pero de que los hay, los hay.

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