Es difícil recordar con exactitud un momento abordado por la incertidumbre en la vida, especialmente porque existen muchos.
En mi caso no soy la excepción hasta que hondeo en mis pensamientos y me llega una sensación tan vacía como horrorosa. En base a un recuerdo con estas particularidades narro mi historia: Comienzo aclarando que era verano y el día estaba espectacular, me encontraba con mis dos amigas una tarde, hacía calor y se nos antojó tomar un helado. Como es de imaginar las calles estaban con chicos tirándose bombitas de agua y demás personas sentadas en sus veredas tomando terere.
En mi caso no soy la excepción hasta que hondeo en mis pensamientos y me llega una sensación tan vacía como horrorosa. En base a un recuerdo con estas particularidades narro mi historia: Comienzo aclarando que era verano y el día estaba espectacular, me encontraba con mis dos amigas una tarde, hacía calor y se nos antojó tomar un helado. Como es de imaginar las calles estaban con chicos tirándose bombitas de agua y demás personas sentadas en sus veredas tomando terere.
Ya al regreso de las dos cuadras que separaban mi casa del quiosco, comencé a sentirme con la perturbada y molesta sensación de que nos estaban siguiendo, tanto que no podía deglutir el helado: los peros no paraban de ladrarnos; eso no lo entiendo ¿porque los perros que ya te conocen y no ladran al verte, en otros momentos lo hacen de forma esporádica y sin sentido aparente? A mis amigas ya la conocían porque son del barrio al igual que estos perros.
Llegando a casa, nos percatamos que alguien entraba a mi casa, estábamos solas las tres puesto que mi abuela y mi mama estaban durmiendo lo poco que le quedaba de siesta. Entramos alarmadas las tres, quizás es la vecina decía una, pero al revisar la casa a simple vista no había nadie. Oímos ruidos en el baño y era la canilla que goteaba: de algo estoy segura el miedo le hace creer a las personas cosas que no son; Aunque por más que tenía esa afirmación en mi cabeza escuchamos los ladridos de mi perro y nos preguntamos porque lo hacía con tal fervor. Al minuto mi abuela sale de su pieza y se dirige hacia nosotras y le comentamos el comportamiento extraño de los perros y ella nos advierte de la existencia de la maldad que a veces se instala en un terreno, de ahí se quedan vaya uno a saber de qué manera espíritus, que nos debería de sorprender que nos sigan. Exactamente mi abuela fue al punto de que mi casa estaba en un terreno maldito. Quedamos asustadas y nos imaginamos que tal vez algún espíritu nos seguía sin que nadie se diera cuenta solo los animales, en nuestro caso los perros; Es desalentador reconocer que quizás los tormentos están al lado nuestro y que por más personas que te rodeen nadie te puede ayudar a desligarte de esos espíritus que en concreto no existen pero de que los hay, los hay.
Si te gustan los Artículos Compártelos y Sígueme.
Si te gustan los Artículos Compártelos y Sígueme.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario