lunes, 4 de mayo de 2015

El edificio amarillo - Jhosep Ant


El edificio amarillo - Jhosep Ant
Fragmento de un artículo de prensa, extraído del diario “La Real Noticia” escrito por F. Flores. 

Muy bien me conocen ustedes estimados lectores y sé que cada uno confiara en mi relato por muy extraño que parezca, aun así, sé que después de escribir esto mi reputación cambiara por completo, pero sería para mi más lamentable dejar este suceso en el olvido. 

Hace tiempo en un edificio de la parroquia San Juan del Municipio Libertador ocurrió algo tan increíble que desde el momento ha desencadenado sucesos aún más inexplicables. Era un miércoles por la noche cuando la estación de bomberos recibió una llamada de emergencia en la cual pedían ayuda inmediata pues una fuga de gas había destrozado el último piso de un edificio y los vecinos temían que las explosiones continuaran. Los cuerpos de seguridad y prevención pertinentes acudieron a la zona con un poco de retraso, pues la avenida estaba congestionada ya cientos de curiosos y nerviosos se apiñaban unos con otros en los alrededores del edificio. Cuando la seguridad llego lo primero que notaron fue la pared del piso dieciocho vuelta añicos en el estacionamiento de la planta baja, un enorme agujero en aquella pared corroboraba lo dicho en la llamada de emergencia, era imposible que en ese piso hubiera sobrevivientes. Cercaron como pudieron el lugar para sacar de la zona de peligro a la gente y poder trabajar con calma, pero cuando se disponían a trabajar el grito ahogado de la multitud les obligo a mirar hacia arriba, un cuerpo inerte y atado por el cuello con varias corbatas comenzaba a deslizarse hacia abajo, al cabo de unos segundos se asomó la figura de otro hombre, aquel que sostenía la corbata que ataba al cadáver, apenas estuvo su rostro visible gritó algo que la multitud escucho claramente, -- ¡Sálvenlo!—y acto seguido dejo caer al vacío al hombre ahorcado, no hace falta que describa como quedo aquel hombre pues por más increíble que parezca aquello no era lo más impactante de la noche. El hombre que se encontraba en el piso 18 caminaba de un lado a otro por la orilla del piso destrozado, repentinamente se detuvo y con él la respiración de la gente, dijo algo que la multitud no logro entender, unos escucharon…. Váyanse, otros Mírenme y hasta algunos dicen haber escuchado Púdranse, pero eso quedo en segundo plano pues repentinamente el hombre comenzó a desintegrarse como si algún acido potente estuviese siendo vaciado en su piel, su piel se arrugo a una velocidad incomparable y luego su cuerpo se volvió polvo, un polvo que voló por los aires. El silencio reino. 

Los Especialistas dijeron que aquel suceso no fue más que la reacción que tiene el cuerpo humano al estar expuesto demasiado tiempo al gas artificial y luego al oxigeno de un piso 18, también dijeron que la explosión no había causado ningún otro daño en el edificio por lo cual recomendaban dejarlo de 17 pisos, pero que para evitar que otra explosión surgiera colocaran unas grandes rejas en todo el piso. Lamentablemente yo tratando de mantener mi posición periodista debo contradecir esas afirmaciones, no conozco ningún experimento donde se demuestre con claridad que los hombres se desintegran de esa manera ni tampoco creo que aquella explosión no causó más daño que la destrucción de las paredes, pues todos absolutamente todos los presentes sufrimos un grave daño emocional, además los vecinos que se instalaron ahora en el último piso 17 decían que aquella gigantesca reja en sus apartamentos no era para evitar explosiones de gas, si no para sentirse un poco más seguros al saber que por su ventana no entraría un hombre ahorcado con una corbata. 

Fecha de publicación del artículo 1968.
“Desde ese momento nada ha sido igual”

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