Al sur de Francia, a unos 12 kilómetros de Lavelanet, se encuentra un lugar realmente curioso, La Fuente de Fontestorbes.
Se trata de una curiosidad de la naturaleza, pues esta fuente ubicada dentro de una cueva, cuenta con un camino de acceso que queda completamente cubierto de agua en periodos cíclicos.
No todo el mundo conoce esta particularidad. Por lo tanto, en más de una ocasión algún despistado turista se ha quedado aislado en las losas del camino, completamente rodeado durante unas cuantas horas.
La intermitencia del caudal de esta fuente subterránea, ha suscitado el interés del hombre durante siglos. Entre Julio y octubre, el caudal de esta fuente pasa de 1300 m3/segundos a 20 o 50 m3/segundo, esta variabilidad en el caudal de la fuente se observa durante cada hora. Durante unos cuarenta minutos pasa del nivel más alto del caudal al más bajo. Asimismo, el camino queda despejado durante aproximadamente 20 minutos, tiempo más que suficiente para entrar, observar el interior de la cueva y salir antes de toparse con una crecida, que aun así siempre es progresiva.
Esta curiosa fuente cuenta además con una leyenda que los lugareños platican alegremente a todo aquel que pasa por la zona.
Al parecer, en Fontestorbes había una gruta que estaba habitada por hadas madrinas. Estos hermosos seres mágicos, bailaban durante el día sacudiendo sus vestidos de lino de oro y provocando así un ruido peculiar y constante en el interior de la cueva.
Aunque las hadas bailaban y se divertían entre ellas, lo cierto es que se sentían solas; y es que nadie quería acercarse al lugar debido a los extraños ruidos que se escuchaban en él.
Un día, una de las hadas pidió a una mujer que pasaba por la zona que dejara entrar a su hijo en la cueva, para sorpresa de las hadas madrinas, el niño entro sin miedo alguno en el interior de la cueva. En muestra de gratitud, las hadas madrinas obsequiaron a la madre una varita de oro capaz de hacer realidad todos los deseos.
Cuando la mujer envejeció y murió, la más cruel avaricia apareció en cada uno de sus hijos. Todos querían la varita mágica de oro. No obstante, al cogerla y luchar por ella la varita se rompió convirtiéndose en una rama de madera sin ningún tipo de poder.
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