lunes, 25 de mayo de 2015

La Fotografía y la Muerte, Posando después de Muerto.


La Fotografía y la Muerte, Posando después de Muerto.
Actualmente vivimos la moda de la selfies, donde mostramos nuestro mejor rostro frente a una cámara para hacer de nuestra fotografía personal más atractiva, divertida o interesante para los demás, pero anteriormente en la época victoriana existía una moda que nos puede parecer actualmente tétrica e incluso nos pone la carne de gallina, consistía en fotografiar a nuestros seres queridos en su lecho de muerte, en la película “Los Otros” se vive el punto más estresante y macabro cuando se descubre un álbum fotográfico de personas difuntas, esta escena no es obra de la fantasía, fue una costumbre que se realizaba a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. 

La Fotografía y la Muerte, Posando después de Muerto.
Los fallecidos eran retratados como personas vivas, se les vestía con sus mejores trajes y por lo general se les fotografiaba como si estuvieran dormidos. 

La Fotografía y la Muerte, Posando después de Muerto.
Es triste saber que en esa época los índices de mortandad eran muy elevados sobre todo en niños, tan solo el 60% de los infantes llegaban a edad adulta. La muerte en aquella época (ideología social del Romanticismo) era vista con nostalgia e incluso como un privilegio, por lo que la fotografía mortuoria jamás se catalogó como una perversión o acción morbosa, cabe mencionar que esta práctica era muy costosa de realizar, un lujo, por lo que las familias más adineradas eran las que podían pagar por las imágenes. 

En algunas ocasiones se agregaban elementos icónicos a la imagen, por ejemplo, una rosa con el tallo corto dada vuelta hacia abajo, era símbolo de que el cadáver era de una persona joven. 

En México, la fotografía mortuoria se aplicaba principalmente a los niños, era un recuerdo muy valioso, que constaba el ascenso al cielo y proporcionaba el consuelo necesario para seguir en la vida. 
La Fotografía y la Muerte, Posando después de Muerto.

Por esta época, las personas que se encargaban de realizar ese tipo de fotografías se volvieron muy cotizadas, ya que por lo peculiar de su oficio, sus servicios eran muy demandados y muchas veces demasiado caros, porque aparte de que el trabajo requería de que el fotógrafo se trasladara hasta el lugar donde la persona había fallecido, era todo un show montar el set donde posaría la persona que se deseaba fotografiar para lograr una imagen con actitud "apacible". 

Las imágenes del Memento Mori se volvieron todo un arte y en pleno Siglo XIX era muy común leer en los diarios de mayor circulación, anuncios que decían: "Se retratan cadáveres a domicilio a precios acomodados"... o "artista fotogénico" recién llegado de París, el cual se encarga de "retratar a los difuntos como cuadros al óleo". 
La Fotografía y la Muerte, Posando después de Muerto.

Esa era la manera como publicitaban sus servicios en aquella época. 

El fotógrafo mexicano más famoso en este tipo de fotografía fue Juan de Dios Machain artista tapatío, quien captó a través de su lente, principalmente velorios de niños en el estado de Oaxaca.
Una característica muy peculiar de este tipo de fotografía fue que se volvió una práctica muy común, disponer de los cadáveres de tal manera que simularan estar realizando algún acto cotidiano, proceso que incluía muchas veces, abrir los ojos del difunto, utilizando utensilios diversos (por lo general era una cucharita de café), la cual se empleaba como herramienta para colocar nuevamente en su lugar el ojo en la cuenca. 

De hecho, se solía dar completa libertad a la persona encargada de tomar la imagen, para vestir y disponer del cuerpo como considerara apropiado. 

En las fotografías de niños post mortem encontramos una gran simbología en todo lo que le rodean. Se podían encontrar en ataúdes blancos a modo de altar y rodeados de flores (el Paraíso), con una palma de azahar, o una vara de nardos y azucena, o una rosa entre sus manitas (símbolo de la Inocencia) y una corona de flores (atributo de la Virginidad). El día del entierro no era motivo de tristeza pues se tenía la convicción de que iban directamente al cielo donde vivirían eternamente esperando al resto de sus familiares. 
La Fotografía y la Muerte, Posando después de Muerto.
Estas prácticas no solo eran propias de Europa sino que también eran muy comunes en América e incluso en algunos países del continente asiático. Incluso conocemos el nombre de célebres fotógrafos especializados en este tipo de retratos como el peruano Rafael Castillo o Juan de Dios Machain, en México. 

La Fotografía y la Muerte, Posando después de Muerto.Respecto al maquillaje, los fotógrafos de aquel entonces tenían que ver mucho la causa de la muerte de la persona, porque aunque a veces se lograban resultados muy buenos, había otros en los que era ya demasiado el tiempo que había pasado entre el deceso de la persona y el momento de la fotografía que resultaba muy difícil lograr una "apariencia serena y natural" 

Existen muchas imágenes de personajes famosos captados después de su muerte, en México por ejemplo, el tema es muy extenso y podríamos mencionar las fotografías de la época de la revolución en las que aparecen Pancho Villa, Francisco I. Madero, Venustiano Carranza e incluso Benito Juárez después de su muerte, y aunque el tema es muy extenso, en esta ocasión yo quise enfocarlo más bien al tipo de fotografía que representa la forma en que la gente común que vivió en esa época afrontaba un proceso natural como lo es la muerte y la forma que tenían de afrontar su duelo.

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