viernes, 10 de abril de 2015

La Historia del Loco – John Katzenbach

La Historia del Loco – John Katzenbach

Calificación: 4 Estrellas

Reseña: 

Su familia lo recluyó en el psiquiátrico tras una conducta imprevisible.Pero un reencuentro en los terrenos de la clausurada institución remueve algo profundo en su mente agitada: unos recuerdos sombríos sobre los truculentos hechos que condujeron al cierre del W. S. Hospital, y el asesinato sin resolver de una joven enfermera, cuyo cadáver mutilado fue encontrado una noche después del cierre de las luces. La policía sospechó de un paciente, pero sólo ahora, con la reaparición del asesino, se conocerá la respuesta.


Citas:

  • Todos los pacientes habían sido ingresados por familiares supuestamente bienintencionados o por el sistema frío e ineficiente de los servicios sociales.
  • Ahora, cuando lo recuerdo, me parece todo muy ridículo y pienso que debería reírme.
  • Pero no lo era. Era un sitio de un dolor indescriptible.
  • No lo sé. En cierto sentido, creo que, en las circunstancias adecuadas, cualquiera puede matar.
  • Una de las cosas que aprendí en mis años de mayor locura fue que uno podía estar en un habitación, con paredes, ventanas con barrotes y puertas cerradas con llave, rodeado de otras personas locas, o incluso metido en una celda de aislamiento a solas, sin que esa fuera, de hecho, la habitación en que uno estaba. La habitación que uno ocupaba en verdad la componían la memoria, las relaciones y los acontecimientos, toda clase de fuerzas invisibles.
  • Cuando estás loco, a veces la tranquilidad es como una niebla que oscurece las cosas cotidianas y corrientes, las imágenes y los sonidos familiares, de modo que todo se ve un poco desencajado, misterioso.
  • Los Psicópatas no responden a los tratamientos. Son deshonestos, manipuladores, a menudo muy presuntuosos y extremadamente seductores. Siguen impulsos propios, ajenos a las convenciones de la vida y la moralidad.
  • Había visto picos de furia y odio, y un placer desdeñoso en sus ojos al contemplar la imagen de la muerte.
  • Sueños típicos, aspiraciones típicas, miedos típicos, preocupaciones típicas, incluso típicos secretos ocultos bajo fachadas típicas. Un alcohólico, un maltratador, un homosexual no declarado, todo típico, todo el tiempo.
  • El hombre en cuestión era un habitual y había asado gran parte de su vida en la cárcel por agresiones, robo y violaciones de domicilio, y en varios centros psiquiátricos, dado que se quejaba de alucinaciones auditivas y rabias maniacas.
  • Mi dolor estalló y me destrozó por dentro.
  • A todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo llegaban gritos y aullidos como de cien gatos enloquecidos. El sudor me resbalaba entre los ojos, me cegaba y escocía. Me faltaba el aliento y resollaba como un enfermo, con las manos temblorosas. No me fiaba que mi voz lograra emitir algún sonido que no fuera un gemido grave e indefenso.
  • Cuando estás loco no eres capaz de nada, pero también eres capaz de todo, estar atrapado entre los dos extremos es una agonía.
  • No demostraban sus emociones. Por fuera parecían vacíos, como si los medicamentos no sólo suprimieran su locura, sino también gran parte de sus identidades.
  • Emitía un brillo blanco, como si tuviera una luz en su interior. Me deslumbró y me protegí los ojos. Cuando volví a mirar, seguía ahí, sólo que fantasmagórico, vaporoso, como si fuera opaco, formado en parte de agua, en parte de aire, en parte con la imaginación. Sus rasgos eran vagos, de contorno borroso. Lo único nítido y claro eran sus palabras.
  • Abrí los ojos y vi que la habitación de repente se inundaba de luz. Explosiones, fogonazos, como proyectiles de fósforo en la lejanía, balas trazadoras que surcaban la oscuridad; una batalla en la penumbra.
  • Lo realmente terrible de ese momento, lo que superó la salvaje agresión sufrida segundos antes, fue que, cuando oyó aquella voz tan cerca de ella y con una intimidad que sólo revelaba odio, fue como si el tiempo no hubiera pasado.
  • Los hombres razonables pueden encontrar soluciones razonables a problemas razonables.
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