lunes, 25 de abril de 2016

Caballo de Troya 7 Nahum - J. J. Benítez.

Calificación: 5 estrellas.


Mi Opinión:

Nada de lo que se considera oficial y ortodoxo guarda relación con lo escrito en Caballo de Troya. Nahúm profundiza más a fondo sobre el comercio y forma de vida en ese tiempo, como por ejemplo podemos darnos cuenta cómo el precio de un esclavo variaba considerablemente, según el lugar y las circunstancias, en este caso el esclavo al ser comprado era tratado como animal, pero existía un número muy escaso de personas que al comprar esclavos, les daban una libertad y los esclavos servían con gusto a sus amos. 

Un caso lamentable en esa época era por causa de la ignorancia, muchas de las enfermedades mentales se creía que eran por obra de demonios o castigos divinos, las personas que nacían con alguna deficiencia física o mental se les consideraba malditos, ya que creían que dicha maldición se producía por la obra de algún pecado. 

Existían grandes supersticiones que condenaban a generaciones completas, un ejemplo podría referirse a la mala suerte en la descendencia de un individuo la cual se pensaba que era obra del castigo de dios, ya que si los padres cometían un pecado, los hijos llevarían las consecuencias. La mezcla de fanatismo religioso, error y superstición era lo habitual en aquel tiempo y entre los celosos de la Torá o Ley Judía. 

Las prácticas de la época eran extremadamente duras, un matrimonio para poder ser considerado puro, tenían que ser de sangre judía, con creencias y costumbres judías, si el casorio era efectuado entre dos personas de diferentes costumbres, al casamiento se le consideraba impuro. 

Si un ciudadano supuestamente maldito por dios quería ser perdonado “curado” tenía que dar un pago a la casta sacerdotal, lamentablemente nunca existía dicha cura, si los considerados impuros protestaban o se mostraban irreverentes, el consejo estaba capacitado para ordenar el destierro argumentando que la sola visión de los impuros alteraba el ánimo de los justos. Los hermafroditas corrían con la peor parte, eran considerados monstruos de feria y repudiados en su doble y supuesto papel de hombre y mujer, sobre ellos caía la impureza del semen y de la sangre menstrual. 

La ciudad de Nahúm o Kefar Nahúm, también conocida por los cristianos como Cafarnaún era un pueblo grande. Reunía aproximadamente una población de 9000 personas , Nahúm era todo negro, sin límites precisos, a excepción del mar de Tiberíades, que se presentaba azul y rizado por el extremo sur, la piedra negra y volcánica lo dominaba todo en aquel núcleo cosmopolita, ubicado en un privilegiado cruce de caminos, era como una Jerusalén miniatura, aunque Nahúm era Judía, sus habitantes formaban una intrincada mezcla de gentiles, entre los que destacaban fenicios, beduinos, griegos, egipcios, mesopotámicos e, incluso, orientales, procedentes de las lejanas regiones de las actuales China e India. 

Allí coincidían las caravanas procedentes de la Nabatea, de Tiro, del delta del Nilo, de la ruta de la ceda y del reino de Seba, entre otros, en sus calles y mercados, convivían en paz credos, filosofías y esperanzas, se adoraban a los dioses de Numidia, Córcega, Grecia, Egipto, los desiertos líbicos, La Galia, Persia, las remotas germánicas, y naturalmente, al severo Yahvé. Cada vez que un Judío entraba o salía de su casa, o de cualquier otra vivienda considerada limpia, tocaba la mezuzah (Pergamino que tiene escrito dos versículos de la Torá, se encuentra albergado en una caja, que es adherido a la derecha del marco de la puerta de las casas) con reverencia y se llevaba los dedos a los labios, la mayoría creía que este gesto era suficiente, no sólo para obtener la protección personal, sino, incluso, para lograr el éxito en el trabajo o en los negocios durante esa jornada. 

La superstición se hallaba tan arraigada que hombres y mujeres vigilaban constantemente que la zona próxima a dicha mezuzah en un radio de unos cuarenta y cinco centímetros estuviera limpia y reluciente, de lo contrario decían, la casa podría ser invadida por 365 demonios. 

La temperatura nocturna en Nahúm estaba alrededor de los 18 grados Celsius, La fuerte temperatura de la región influía positivamente en la calidad de los productos como las uvas, los melones, las sandías, las verduras, los frutales y los cereales de la cuenca del Jordán eran exquisitos, en el cultivo de flores, los huertos y las plantaciones, pequeños o interminables, se extendían hasta donde alcanzaba la vista allí florecían nardos, de especial aplicación en perfumería y elogiados en el Cantar de los Cantares, lirios samaritanos, numerosas especies de crisantemos, azafrán, mandrágora de frutos amarillos y la llamada rosa fenicia, de grandes pétalos blancos, cubriendo la cuenca con una imposible nevada, el comercio de las flores en el Jordán era muy próspero, las coronas de rosas o lirios, tanto en las cabezas de las novias como en los banquetes y demás fiestas y celebraciones, el volumen de flores que se cortaba todos los años superaba los sesenta millones de unidades, se utilizaban más de trescientas granjas con una superficie de unas mil setecientas hectáreas dedicadas tan solo al cultivo exclusivo de flores. 

Las ciudades y pueblos, entrelazados, formaban un todo urbano en el que resultaba difícil averiguar dónde empezaba una y en qué lugar terminaba el siguiente, El Gor otra de las grandes regiones de Israel, después de las montañas y la costa. 

Enfermedades, tales como la disentería bacilar, las fiebres tifoideas, las amebiasis, el cólera, etc., pero la peor de las amenazas era la malaria, las cuales eran comunes por la mala calidad del agua que se bebía. 

El Jordán era un lugar próspero, densamente poblado, especialmente en su mitad sur, en el que, al igual que en la Galilea, convivían en paz, judío y pagano de mil orígenes. 

Otra de las ciudades importantes de la época era Nysa, como la llamaban popularmente, era una ciudad de paso para las legiones que se desplazaban hacia Oriente o que retornaban a Roma, y como tal, una población destinada a proporcionar servicios, fundamentalmente, los prostíbulos de todas las categorías, se colocaban por cientos, disponía de circos, teatros, hipódromos, baños y una destacada colección de estatuas dedicadas a Nyke, la diosa de la prostitución, sus gimnasios eran famosos y también el gigantesco mercado, capaz para albergar a más de mil personas, según sus orgullosos habitantes, algunos la llamaban la Pompeya del Este. La colonia judía era minoritaria, aproximadamente un quinto de la población total, alrededor de diez mil personas, Nysa, en fin, se alzaba blanca y ruidosa sobre un montículo, a ochenta metros por encima del Harod, con un perímetro de cuatro kilómetros, su distancia al Jordán era de una hora.

Nysa, además, ostentaba el título de ciudad libre, cualquier perseguido político podía refugiarse en ella sin temor a ser entregado a las autoridades de su país.

La cárcel del cobre era otro de los grandes negocios, los encargados de dicho negocio eran las castas sacerdotales y los más notables funcionarios de Roma. Allí, gracias al esfuerzo de los prisioneros, se fabricaban toda clase de armas, herramientas y adornos, tanto masculinos como femeninos. Todos los días, con las primeras luces del alba, una o dos embarcaciones atracaban en las orillas del islote, cargando los productos manufacturados: lanzas, puntas de flechas, espadas de toda índole, dagas, hachas de combate o para el trabajo, azadones, azuleas, zapapicos, cinceles, bocados de caballo, armaduras, brazaletes, colgantes y toda suerte de utensilios de cocina. El promedio de fallecimiento en aquel campo de concentración era alto: dos o tres por día. Allí perdieron la vida muchos judíos cuya única culpa fue soñar con la liberación de Israel.

Reseña: 

Nahúm —la ciudad de Jesús— abre una nueva etapa en la serie «Caballo de Troya». En esta séptima entrega del mayor norteamericano que viajó a la Palestina del siglo I todo cambia. Descubrir la trama no es aconsejable. Usted, probablemente, no dará crédito a lo que lea en sus páginas. Quizá tenga razón, pero no olvide que la verdad supera siempre a la ficción. Sí, podemos asegurarle que si se decide a leer Nahúm, sus certezas religiosas saltarán por los aires, afortunadamente. Nada de lo que se considera oficial y ortodoxo guarda relación con lo escrito en «Caballo de Troya».

Nahúm es el libro número cincuenta de los escritos por J.J. Benítez. En septiembre de 2005 se cumplieron treinta años de la aparición de su primera obra, Existió otra humanidad. Hasta el presente ha vendido más de seis millones de ejemplares. El éxito, sin embargo, le parece un malentendido. Por eso escribió Cartas a un idiota, su mejor trabajo, según el escritor navarro. Vive en Bárbate, junto a la mar, dedicado a la «revolución», es decir, a pensar.


Citas:

  • La mezcla de fanatismo religioso, error y superstición era lo habitual en aquel tiempo y entre los celosos de la Torá o Ley judía.
  • La Biblia está sembrada de alusiones a esa trágica ecuación: pecado = cólera divina = castigo (enfermedad)
  • La enfermedad no es un castigo divino. Su origen es otro. La enfermedad sólo existe en los mundos materiales. Forma parte del proceso natural.
  • Todo obedece a un orden. Nada es casual.
  • Me he limitado a estudiar a los hombres…
  • «Ese rey, hijo de David, suscitado por Dios para purificar de paganos a Jerusalén, puro de todo pecado, rico de toda sabiduría, depositario de la Omnipotencia, quebraría el orgullo de los pecadores como cacharros de alfarería, en tanto que reuniría al pueblo santo y lo conduciría con justicia, paz e igualdad…».
  • Todo está escrito, incluso lo más pequeño y aparentemente insignificante.
  • Sólo unos pocos aciertan a saber que está ahí… Pero, atención: el hombre que lo descubre necesita de todas sus fuerzas para seguir en la lucha.
  • El «negocio» se fundamentaba en la demostración del perdón.
  • Pero estábamos donde estábamos. Era preciso seguir. De ese «problema» nos ocuparíamos a su debido tiempo…
  • Los pastores conducían los rebaños a propiedades ajenas y robaban parte de la leche, queso, etc. Por eso les estaba prohibida la venta de cabritos o de cualquier producto derivado de los animales que pastoreaban.
  • Jesús no se consideraba un libertador político, tal y como planteaba la madre. Ésa fue una continua fuente de conflictos. Él era otra cosa. Él era algo mucho más importante…
  • Mitra era la encarnación de la verdad. La mentira le repugnaba.
  • Cuando alguien muere, Mitra pesa su alma y sabe si ha sido una persona limpia, caritativa y sacrificada. Sólo así se obtiene la felicidad eterna…».
  • El culto a Mitra, en definitiva, constituyó toda una esperanza en los tiempos de Jesús.
  • ¡Y otro, más fuerte que yo, será enviado para restituir lo que es suyo!
  • ¿No habéis comprendido los fundamentos de la tierra? Él, el Santo, es quien se sienta sobre el círculo…
  • ¡Abrid camino al Eterno!… ¡Preparad en el desierto un camino para nuestro Dios!… ¡Cada valle será levantado y cada colina y montaña serán bajadas, y lo rugoso será alisado!
  • La justicia es para los hombres. Los que trascienden el «círculo central» caminan por el territorio del amor. Es preferible pasar por esta vida dando que exigiendo. La paz es más saludable que la justicia. La justicia es ácida, siempre con esquinas. Es humana. Es vinagre. No es malo, pero sólo ayuda a condimentar. Preferimos el vino, la paz.
  • ¿El pueblo? —sonrió con ironía—. Sólo importa el hombre. El mundo cambiará cuando los gobernantes aprendan ese sencillo principio: cada hombre es un mundo diferente, de la misma manera que no hay dos círculos iguales. No hay que hablar a las multitudes. Conviene hablar a cada corazón.
  • «He aquí que llenaré a todos los habitantes de esta tierra, aun a los reyes que se sientan sobre el trono de David, y a los sacerdotes, y a los profetas, y a todos los moradores de Jerusalén, con embriaguez».
  • El amor significa esperanza.
  • Somos carne y, por tanto, materia finita.
  • En el adiós se muere un poco. Y eso fue lo que hicimos: nos despedimos de todos.
  • ¡Qué absurdo! «Dios victorioso»… «Dios vengativo». ¿Desde cuándo necesita Dios de la victoria? ¿Es el Padre un Dios de la venganza?
  • Los judíos, sin embargo, no comprenderán que ambas naturalezas —humana y divina— puedan vivir simultáneamente…
  • No me gusta hablar con quién oculta su rostro…
  • ¡Yo también he visto el rostro del Santo!… ¡Yo he visto su cara y sigo vivo!… ¡Yo soy el ungido y el que prepara el camino de la justicia!…
  • Él reunirá a todas las naciones… Él anunciará la gloria del Justo y gobernará desde el trono de David…
  • ¡Él me ha elegido!… ¡Preparad el camino!… Y vosotros, impíos, pueblo que me irrita en mi propia cara de continuo, vosotros, pueblo rebelde que sigue un camino equivocado en pos de sus pensamientos, que sacrifica en los jardines y quema incienso sobre los ladrillos, que habita en tumbas y en antros hace noche, que come carne de cerdo y bazofia descompuesta en sus cacharros, vosotros, temblad… ¡Él viene a medir la paga de su obra!
  • Pisotearé a los pueblos en mi ira… Los pisaré con fuerza y haré correr por tierra su sangre… Ante tu faz, los montes se derretirán… Tú harás cosas terribles e inesperadas… Para dar a conocer tu nombre a tus adversarios, tú harás temblar a las naciones ante ti…
  • Estoy aquí para pregonar la liberación de los cautivos. Para dar la libertad a los reclusos.
  • El valle del Jordán era un hervidero de insectos.
  • Por ella… Por la más hermosa… Por un amor imposible…
  • El promedio de fallecimientos en aquel campo de concentración era alto: dos o tres «obreros» por día.
  • La paz prefiere anidar en el silencio. Nosotros somos discípulos del silencio. Acudimos a su escuela todos los días. El silencio es una ventana que se abre directamente sobre Dios, bendito sea su nombre, pero el hombre todavía no la ha abierto.
  • Era asombroso. Aquella gente pasaba de la más absoluta frialdad al paroxismo en un abrir y cerrar de ojos. Bastaba con que alguien supiera dirigirlos.
  • ¡Dios santo! Era la primera vez que experimentaba un sentimiento como aquél. La primera y en el lugar y con la persona equivocados…
  • El hombre, aunque se empeñe, no está capacitado para comprender a Dios.
  • Las naciones impías serán destruidas con el aliento de su boca.
  • El Mesías judío (según las Escrituras) será un desafío para el mundo. Las naciones formarán una alianza y lucharán contra Israel. Dios saldrá victorioso y la destrucción de las potencias hostiles será su gran venganza…
  • Ese Hombre es un ser especial. Eso he dicho.
  • ¡Mirad mi cara!… ¡No es como la de los demás!… ¡Yo soy el elegido!… ¡Yo preparo el camino de ese Hijo del Hombre!… ¡Yo os anuncio que está cerca!… ¡Arrepentíos!… ¡Andad en orden!
  • ¡Era el maldito bribón que se hacía pasar por cojo!
  • ¡Arrepentíos!… ¡Buscad la paz con Dios!… ¡De lo contrario, esperad la espada!… ¡Todos caeréis degollados!… ¡Yo vengo a preparar el camino de otro, más fuerte que yo!
  • ¡Andad por el buen camino!… ¡Preparaos para el fin de los tiempos! ¡El nuevo orden está al llegar!… ¡Lobo y cordero pacerán a una!… ¡El león comerá paja como el buey, y la serpiente se alimentará de polvo!… ¡Estáis avisados!… ¡El nuevo reino es hoy!…
  • Es el día de la venganza de nuestro Dios. El filo del hacha está ya en la base del árbol.
  • Me pegué a las piedras e intenté pasar desapercibido. La luz era todavía tenue.
  • El discurso se prolongó, provocando el lógico cansancio entre los oyentes. El hombre estaba entregado y daba lo mejor de sí, pero no era suficiente. Y la gente, saturada ante tanto elogio, volvió a lo suyo. Los vendedores aprovecharon y siguieron merodeando entre los acampados, ofreciendo a gritos las mercancías. El predicador, tras unos instantes de vacilación, intentó recuperar el control, levantando la voz y recriminando el desinterés de los allí congregados…
  • Allí perdieron la vida muchos judíos cuya única culpa fue soñar con la liberación de Israel. Era la peor de las amenazas, la malaria…

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