Calificación: 5 estrellas.
Mi Opinión:
¿Alguna vez te has puesto a pensar que siente un animal en específico? ¿Qué piensa? ¿Cómo es su mundo en realidad con los humanos? ¿Cómo nos ven ellos?.
Azabache narrada desde el punto de vista de un
caballo, da a conocer los sentimientos y pensamientos de esta especie, sus
vivencias, sus aventuras, amigos y enemigos, estoy seguro que quien lea este
libro podrá sentir en carne viva el sufrimiento al ser separados de sus
bondadosos amos y amigos, el gozo de la libertad y la amargura de la traición.
Reseña:
Azabache es la historia de un caballo. Lo curioso es que la cuenta el mismo caballo. Mirando a través de los ingenuos ojos del potro negro (negro como el azabache) y de sus amigos -como el buen Patas Alegres o la yegua Bravía- el joven lector va descubriendo un mundo impensado. Por primera vez puede ver y sentir;desde adentro; lo que a menudo deben soportar estos animales. Así, el libro se convierte en un sincero alegato contra el maltrato y la indiferencia. Pero no todo es sufrimiento: amos bondadosos, sentimientos nobles y frecuentes oportunidades de heroísmo (como salvatajes y batallas) compensan los malos momentos y llenan el relato, ya un verdadero clásico, de aventuras y emociones. Tras mucho galopar, Azabache va a ser subastado, junto a otros caballos tan viejos y maltrechos como él. ¿Qué le deparará esta vez el destino?
Citas:
- A veces nuestros juegos eran bruscos, ya que a ellos les gustaba morder y patear tanto como galopar.
- Muy apenada, mi madre dijo conocer desde hacía años a ese caballo, que se llamaba Rob Roy; un caballo bueno, audaz, sin vicio alguno.
- Hay muchas clases de hombres -agregó -los hay buenos y considerados como nuestro amo, a quien cualquier caballo serviría orgulloso, pero también los hay malvados y crueles, que jamás deberían poseer un caballo ni un perro. Además de éstos, hay muchos hombres tontos, vanidosos, ignorantes y descuidados, que nunca se molestan en pensar, y que estropean más caballos que nadie, por pura falta de sensatez. No se proponen hacerlo, pero lo hacen. Espero que caigas en buenas manos; pero un caballo nunca sabe quién puede comprarlo, o quién conducirlo Todo depende de la casualidad, y sin embargo te repito: "Pórtate lo mejor posible, estés donde estés, y protege siempre tu buen nombre".
- Cuando me cepillaba la cabeza, cuidaba mis ojos como si fueran los suyos, sin producir nunca la menor molestia.
- Jamás he discutido con caballo ni yegua alguna, y sólo deseo vivir en paz.
- En mi opinión, nadie lo asustó ni maltrató cuando pequeño.
- Desde un primer momento comprendí que lo que deseaba era doblegarme, convirtiéndome en una bestia mansa, humilde y obediente. "¡Una bestia mansa!"
- -Bueno -comentó luego -si me hubieran criado como a ti, acaso tendría tan buen carácter como tú, pero ahora creo que nunca más lo tendré.
- ¡La pobrecita no necesitaba otra medicina que bondad!
- Era un caballero muy distinguido, de cabello muy blanco, pero cuya voz reconocería yo entre mil: no era aguda, ni tampoco grave, sino plena, clara y tierna y cuando daba órdenes, tan firme y decidida que todos, tanto caballos y hombres, se daban cuenta de que esperaba ser obedecido.
- Recuerde que todos seremos juzgados por nuestras obras, tanto hacia los hombres como hacia las bestias.
- A mi modo de ver, la moda es una de las peores cosas que existen.
- A los animales les había concedido una sabiduría que no dependía de la razón, que era mucho más rápida y perfecta a su modo, y mediante la cual salvaban con frecuencia las vidas de los hombres.
- La práctica hace la perfección...
- Son animales de una belleza habitual, y si son en todo tan buenos como en su aspecto, no podría desear nada mejor...
- Mi pobre Azabache -me dijo un día -mi buen caballo, ¡salvaste la vida de tu ama! Sí, tú la salvaste.
- Nos habló a todos con mucha seriedad sobre la crueldad, explicándonos qué perverso y cobarde era dañar a los débiles e indefensos.
- Semejante noticia nos sonó a todos como un fúnebre tañido de campana.
- No hay nada mejor que hacer una buena acción cuando se presenta la oportunidad.
- Los caballos estamos habituados a tolerar el dolor en silencio.
- ¿No sabes que, después de la maldad, la ignorancia es lo peor que existe?
- Jamás quise tanto a ningún otro amo.
- Pienso que los caballos comprendemos más por el tono de voz, que muchos hombres.
- Pero tú sabes que debemos conducirnos con los demás como quisiéramos que ellos se condujeran con nosotros.
- Por espantoso que era aquello, nadie se detuvo, nadie retrocedió.
- Si los trabajadores no hacen respetar sus domingos, pronto no les quedará ninguno; es derecho de todo hombre y de todo animal.
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